¿CONOCE REALMENTE
SU RELIGIÓN?
Todos los seres humanos somos amigos de la seguridad. Buscamos estar seguros de su transporte o de un negocio o de una amistad Esto es correcto, Pero ¡Con cuánta frecuencia olvidamos preocuparnos por la seguridad de nuestra religión, si la tenemos!
Es de lamentar el poco interés que hay en nuestros días por las investigaciones de carácter religioso. Nos interesamos por conocer los secretos de las artes, de las ciencias y de todas las reglas y principios que rigen a los deportes modernos; pero no de los fundamentos de la religión que profesamos.
Reina la falsa idea de que en la religión bastan algunas nociones elementales expuestas o aprendidas de cualquier modo.
Es terreno preparado para el error y la rebeldía.
Muchas veces los que miramos las cosas con un poco más de preocupación, nos preguntamos: ¿Por qué mientras las matemáticas, las ciencias naturales, la literatura, la historia, etc. se estudian a fondo y con detenimiento, en la religión sólo nos hemos de contentar con un esbozo rudimentario y superficial?
Hay muchos que sostienen que no importa qué religión se profese. Lo que sí importa, dicen, es que seamos sinceros. Esta teoría es tan falsa como la que dice: "No importa en qué dirección o en qué medio de transporte viajemos, lo que vale es que sea sincero y que tenga la intención de llegar a su destino". Considerando el ejemplo de la historia en este respecto, podemos decir que una religión equivocada nos vuelve fanáticos, aun contra la verdadera religión, y mientras más la practiquemos, más lejos estaremos del amor y la misericordia Divina. Un ejemplo de este fanatismo lo encontramos en los religiosos predominantes de los tiempos de Jesús: Escribas y fariseos.
Los fariseos exteriormente, eran personas rectas, modelos de virtud. Pero veamos ahora un aspecto de la vida de ellos. En el evangelio de Mateo 12:9-10 vemos que Jesús vino a la sinagoga de ellos. Y estando allí, le hicieron una pregunta venenosa: %Es lícito curar en sábado?"; una pregunta aparentemente simple y lógica; pero era una trampa, para desacreditarlo ante las multitudes que le seguían; si Jesús decía que no era lícito, podían acusarlo de inhumano y falto de sentimientos; pero si contestaba, como de hecho lo hizo, que sí era lícito, sería acusado de infringir la ley y ser enemigo de su religión. Pero, no hubo oportunidad de hacer ésta acusación, porque fueron callados por el Señor con un señalamiento de sus propios actos como menos necesarios que el de curar a un ser humano en día del sábado. (v.11)
Los fariseos tenían la verdadera religión, pero solamente la practicaban en lo externo. Tenían las Sagradas Escrituras, pero no hacían uso correcto de ellas; las tenían solamente como un parapeto. En vez de enseñar la doctrina verdadera, enseñaban ideas que algunos antiguos habían escrito y que a ellos les parecían buenas, aunque reñían con la Palabra de Dios. Cristo tuvo que decirles varias veces: "¿Por qué habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición?" (Mateo 15:39). ;- -
Esto nos lleva a pensar que las enseñanzas religiosas, por buenas y hermosas que nos parezcan, si no están de acuerdo con las Sagradas Escrituras, constituyen una religión falsa y por tanto, peligrosas.
El mundo religioso, está pasando por una etapa muy crítica: por un lado, la desastrosa indiferencia, por el otro, el cristianismo nominal, dividido en incontable número de grupos, con un sin número de dogmas, teorías y tradiciones, apologías, fórmulas sacramentales que en nada aprovechan puesto que son el resultado de mandamientos de hombres, que habiéndose apartado de la verdad, se entregaron a doctrina de demonios (I Timoteo 4:1).
Por esto, se impone la necesidad de revisar conscientemente, si la fe que profesamos es la que Dios quiere, y la que puede llevarnos con toda seguridad a la felicidad eterna. Pero, no informándonos en sabiduría humana, sino en lo que dicen las Sagradas Escrituras, porque allí está la luz que debe brillar en nuestras tinieblas; el jabón que debe limpiar toda la inmundicia de nuestro pecado; la energía que debe elevarnos por encima de nuestras bajezas y claudicaciones. Y allí tenemos el único camino de salvación.
Quizás alguien diga: ¿Y en qué tengo que examinar mi religión? si los que me instruyen: sacerdotes o ministros, son gente preparada y no creo que estén equivocados. Sin embargo, como persona sensata debe analizar los diferentes conceptos en que se funda su religión.
No se conforme con óír desde el púlpito.
Son muchas las interrogantes que en materia de religión es imprescindible examinar pero sólo como un ejemplo anotaremos las siguientes:
¿Es verdad que después de la muerte, el alma se va al cielo?
¿Es verdad que existe el infierno de fuego?
¿Es verdad que el Salvador del mundo nació el 25 de diciembre?
¿Es verdad que la crucifixión de Jesús fue en viernes?
¿Es verdad qué la resurrección de Jesús se efectuó en domingo?
¿Es verdad que el domingo es el día de reposo señalado por Dios?
¿Es verdad que ya no estamos obligados a guardarla Ley de Dios?
¿Es verdad que los primitivos cristianos rindieron culto a la virgen María?
¿Es verdad que el apóstol Pedro fue puesto por cabeza de la Iglesia?
¿Es verdad que los sacerdotes tienen facultad para absolver el pecado? (etc.).
Deténgase, reflexione y analice su creencia.
La salvación o condenación del hombre consiste en lo que cree. Porque de lo que cree se desprende lo que práctica.
Estimado lector: lo invitamos a que estudie y escudriñe las Sagradas Escrituras como lo aconseja Cristo en Juan 5:39. Analice y compare sus doctrinas, sus festividades y sus costumbres a la luz de la Palabra de Dios y vea si la suya es religión verdadera.
Ya que resignarse a la práctica rutinaria de doctrinas y fórmulas religiosas no comprendidas, no agrada a Dios, no satisface a la conciencia, ni al corazón. Y tal religión carecería de sentido, pues sería pura superficialidad. Afortunadamente para todos los que sinceramente desean hallar el verdadero camino de salvación, Dios ha dejado una Iglesia que se encarga hasta hoy, de continuar haciendo lo que el Señor aconsejó: "Escudriñad las Escrituras...- (Juan 5:39).
Amigo lector: le aconsejamos que en donde quiera que esté procure analizar lo que oye, y luego pese las razones, y entonces siga el camino que quiera, pero oiga la voz de aquel
que dijo: "El que cree en mi, como dice la Escritura... "(Juan 7:38).