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Fiestas del Judaismo
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LA FIESTA DEL PENTECOSTÉS

La siguiente fiesta anual que Dios les dió a través de Moisés, como lo registra

Levítico 23, fue el Pentecostés o la fiesta de las semanas. La instrucción acerca de

ésta fue que "cuando hubiéreis entrado en la tierra que yo os doy, y segaréis su

mies" (Levítico 23:10). Es obvio que la fiesta de Pentecostés no iba a observarse

sino hasta transcurridos por lo menos 40 años después de haberse ordenado, hasta

que Israel hubiera vivido en la tierra de Cannan lo suficiente como para sembrar

granos y segar las primicias. La observancia de esta fiesta dependía de la gente

que estuviera en­cargada de la agricultura en la tierra prometida. No había ningún

otro medio por el cual pudiera guardarse u observarse.

Cuando se llevó a cabo esta fiesta después de que Israel llegó a Cannán5 la ceremonia incluyó muchos sacrificios especiales. Estos sacrificios no fueron tan

sólo sacrificios comunes que se ofrecían diariamente, sino fueron unos muy

especiales. Note las detalladas instrucciones en Levítico 23:12-20. Esto es muy

largo para transcribirlo, pero léalo. Exactamente eso era- necesario para el

cumplimiento de esta fiesta. Ninguna otra instruccion de como

observarla fue dada. El adaptar otra clase de medios de obs

ervancia sería añadir a la palabra de Dios y hay una fuerte condenación para la

gente que haga esto (vea Proverbios 30:6 y Revelación 22: 18).

¿QUE HAY SOBRE LOS TIPOS?

Aquellos que enseñan que los cristianos deben hoy guardar los sacrificios y otras cosas que originalmente se ordenaron, afir­man que estas fiestas fueron tipos del plan de salvación. Incluso hacen una detallada explicación de las cosas que ellos creen que se representaban por medio del día del Pentecostés y las otras fiestas. Pero ninguna de estas explicaciones se encuentran en la Biblia. Todo está en la imaginación del hombre. Todo suena bien, tal vez razonable, y, después de que uno se convence que esas interpreta­ciones son verdaderas, las utiliza como una razón para observar estas fiestas. Pero la falacia construida sobre otra falacia, es aun más falacia. Nuestras creencias y prácticas deben basarse en los mandatos y ejemplos de Cristo, no en las explicaciones que inventa el hombre. La Biblia no nos indica de ningún tipo de la fiesta de Pentecostés. La obra del evangelio de los apóstoles comenzó en aquel día como se registra en Hechos 2. Esto parecería correspon­der con los primeros frutos de la "siega". Pero los primeros frutos de la siega se traían al comienzo de este período, es decir, cincuen­ta días antes del día de Pentecostés. En aquel día, dos panes cocidos con el primer grano del año habían de ofrecerse junto con siete corderos, un becerro de la vacada y dos carneros, con su pre­sete y sus libaciones. Después de eso, habían de ofrecerse un macho de cabrío y dos corderos más; todo en aquel día del Pente­costés:- -Si esto fuera en alguna forma un tipo del comienzo de la cbra de la Iglesia primitiva, entonces se cumplió y llegó a su fin. Cuando la sombra alcanza el objetivo real, la sombra termina.

Se ha dicho también que los 120 discípulos reunidos en el aposento alto estaban

observando o guardando el día de Pentecos­tés. Jesús les había dicho que se

quedaran en Jerusalem hasta que recibieran poder de lo alto. Hasta donde nosotros

sabemos ellos se habían quedado en el cuarto superior "unánimamente en un lugar" todos esos días. No hay indicio de que estuvieran en alguna forma dándole especial

atención al día de Pentecostés. ¿Por qué vino el Espíritu Santo en aquel día? Fue

debido a que muchos judíos se reunieron en Jerusalem para celebrar ese día, y

brindó una magnífica oportunidad para que los apóstoles recién llenos del Espíritu

dieran testimonio del Señor. Seguramente no hay nada en la narración que indique

alguna atención especial que se le diera al día o de que los cristianos en un futuro

tuvieran que observar dicho día de alguna manera.

 

EL SONAR DE LAS TROMPETAS

En Levítico 23:23-25 leemos: "Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos

de Israel, y diles: en el mes séptimo, al primero del mes tendréis sábado, una

conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación. Ninguna

obra haréis; y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová"

Esto es todo lo que se dice de este día especial. Aunque se menciona

entre las fiestas de Levítico 23, no está oficialmente considerada aquí

o en alguna otra parte en la Biblia como una fiesta. Fue uno de los

sábados anuales, pero no debía considerar­se como un día festivo.

Aparentamente fue para llamar la atención y para preparar a los

israelitas para el Día de la Expiación. Si los cristianos tienen ahora

que guardar el día de la expiación, habría tal vez un argumento para

observar el memorial del son de trompetas.