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Fiestas del Judaismo
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LA PASCUA Y LOS PANES

SIN LEVADURA.

El primero de los días anuales que a Israel se le ordenó obser­var fue la Pascua y la fiesta que le seguía, la de los Panes Azimos (sin levadura). Esto es primeramente dado a los israelitas en el capítulo 12 de Exodo, en el tiempo en que Israel abandonó la tierra de Egipto. Aquí encontramos el principio de las leyes que Dios dió a través de Moisés. Algunos dicen que esta instrucción fue dada "mucho antes que la Ley de Moisés". En realidad se dió sólo tres meses antes de que Israel viniera al Monte Sinaí, en donde Dios dió a Moisés los Diez Mandamientos y luego dió leyes adicionales (Vea Exodo 19:1-3). Los hombres quizá traten de hacer una distinción al decir que sólo lo que Dios dió por medio de

Moisés en un tiempo determinado comprende la ley de Moisés. Empero

Dios aclara muy bien que todo lo que El dio en su forma original, por

medio de Moisés, es la lede Moisés. Note el siguiente

pasaje aclaratorio: "Y no volveré a hacer que el pie de Israel sea movido de la tierra que día sus padres, con tal que guarden y ha­gan conforme a todas las cosas que yo les he mandado, conforme a toda la ley que mi siervo Moisés les mandó" (II Reyes 21.-8).

En el capítulo 12 de Exodo se dan las leyes de la Pascua y de la fiesta del pan ázimo a través de Moisés. En Levítico 23 estas leyes se repiten, y otra vez en Deuteronomio 16 encontramos las mismas leyes de los días festivos dadas por conducto de Moisés. Antes del sacrificio de Cristo el pueblo de Dios se justificaba o se consideraba recto delante de Dios obedeciendo la ley de Moisés. En uno de los últimos versículos del Antiguo Testamento Dios le

dice a Israel: "Recordad la ley de Moisés mi siervo... con los esta­tutos y juicios"

(Malaquías 4:4). Sin embargo, no había justifica‑

ción completa o verdadera salvación al guardar la ley de Moisés (o el libro

de la ley) al igual que hoy no la hay tan sólo por apegarse a las leyes de

Dios. La gente que vive por Cristo tuvo que aceptarlo como su Salvador,

así como también nosotros debemos aceptarlo como aquél que vino, murió

y derramó su sangre por el pecado del mundo. Guardar la ley sin aceptar

a Cristo no nos proveerá de ninguna salvación o justificación. Esto puede

verse en el siguiente

verso: "Y de todo lo que por la ley de Moisés no pudiste ser justi­ficados, en éste es

justificado todo aquel que creyere" (Hechos 13: 39).

Aquella parte de la ley de Moisés en la cual encontramos la primera descripción de l

a Pacua de la fiesta de los panes sin leva­dura fue originada en Egipto. Y dichas

fiestas se originaron allí porque fue en Egipto donde los sucesos ocurrieron e iban a

ser al paso del tiempo conmemorativos. La primera pascua se observó al matar el

cordero y comerlo con el pan ázimo y hierbas amargas, tal como se continuaría

enseñándose y observándose posterior­mente en la historia de Israel. Pero la fiesta

de los panes sin levadura, que seguía inmediatamente a la pascua, no pudo

observarse correctamente esta primera vez. El primer día de la fiesta, que era el

quince de Nizán, se ordenó que fuera "Santa con­vocación". Note el significado de

esto: "El primer día habra** santa

convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa

convocación.- ninguna obra se hand en ellos, excepto solamente que aderecéis lo

que cada cual hubiere de comer" (Exodo 12.-16).

Así pues, el quince de Nizán iba a ser un sábado en el cual el pueblo no iba a afanarse en el trabajo. Pero en ese día fue cuando

Israel comenzó el viaje desde Egipto, lo cual ocasionó un gran empeño y trabajo.

Esto no transgredió la ley, porque la fiesta se dió como una conmemoración del

evento que tuvo lugar en ese día y, por lo tanto, no podía observarse correctamente

hasta el primer aniversario de este evento. De la misma manera, las demás cosas

que tenían que llevarse a cabo no pudieron observarse aquella oca­sión, tales como

los sacrificios que eran una parte integral de la conmemoración.

LOS SACRIFICIOS DE LA FIESTA

En Levítico 23, donde Dios dió a través de Moisés todas las

instrucciones para el cumplimiento de las festividades anuales,

en­contramos tocante a la fiesta del pan no leudado lo siguiente: "El

primer día tendréis santa convocación.- ninguna obra servil haréis. Y

ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida.- el séptimo día será

santa convocación; ninguna obra servil haréis" (Lev. 23:7,8).

La pascua y la fiesta del pan ázimo se originaron como parte de la ley de Moisés. Se dieron para tener un recuerdo de la libera­ción de Israel de Egipto (Exodo 17:14,17) y una parte importante de esta festividad era el sacrificio del cordero y el ofrecimiento de ofrendas encendidas. Por lo tanto, ya que Cristo ha cumplido todos los sacrificios, la pascua y la fiesta del pan ázimo no han de observarse por los cristianos.